Este proyecto nació de forma muy orgánica, como suelen nacer las cosas que realmente tienen alma. Mientras preparaba canastas de regalo para mis propios clientes de bienes raíces, descubrí algo más que una simple manera de agradecer: encontré una pasión.

Poco a poco, cada detalle —la elección del champagne perfecto, un queso artesanal, una flor blanca cuidadosamente colocada— comenzó a reflejar mi deseo de hacer las cosas con amor, con intención y con propósito. Lo que empezó como un gesto personal, se convirtió en un negocio que hoy me llena el corazón.

Aquí no solo creamos canastas. Creamos momentos que celebran grandes logros: la entrega de una casa, el inicio de una nueva vida, el cumpleaños de un ser querido. Cada producto es cuidadosamente seleccionado para transmitir elegancia, calidez y celebración. Porque detrás de cada entrega hay una historia… y me apasiona ser parte de ella.

Este es mi espacio favorito. Aquí cumplo mis metas haciendo lo que más disfruto: crear experiencias que encienden sonrisas, marcan comienzos y transforman detalles en recuerdos imborrables.